viernes, 16 de marzo de 2018

Érase una vez una tabla de lavar...




La tabla de lavar, antiguo utensilio fundamental en la colada, ha venido usándose desde el siglo XVIII junto a ese jabón artesanal que utilizaban para lavar la ropa 
elaborado con grasa animal, y que aun hoy en día unos pocos tienen el lujo de poseer esa fórmula que ha pasado de generación en generación. Y no hace tanto, pues recuerdo de niña a mi madre elaborar este jabón en casa que anteriormente su madre le había enseñado hacer. 

Pero no fue hasta primeros del siglo XIX cuando aparecieron las primeras lavadoras eléctricas y poco a poco fue apartándose la tediosa tarea de lavar la ropa a mano, y dejando olvidadas estas tablas, acabando muchas de ellas olvidadas en el desván y otras desafortunadas en la basura.

Pero no fue el caso de esta antigua tabla de lavar que recuperé en casa de mis padres, como algunas otras cosas que os iré mostrando en este blog. Pues subir allí es para mí ir en busca de tesoros,  " ya se oye la duende" solía decir mi madre que me escuchaba desde la planta baja revolviendo y desempolvando objetos. Y es que cuando me vio bajar con la tabla de lavar no se podía imaginar en lo que la iba a convertir por más que se lo explicaba.

Ésta era la tabla de lavar en su estado original.


Tabla original
Comencé lijándola para suavizar la madera, para después pasar a pintarla con chalk paint en tono crema (con una capa sin diluir me fue suficiente) . Una vez seca la pintura, desgasté con lija las zonas deseadas.

A continuación elegí unas servilletas con motivos de cocina campestre para realizar el decoupage, y fui distribuyendo los dibujos recortados sobre la tabla y pegándolos, teniendo en cuenta el espacio que me ocuparía la pizarra en el centro.


Detalle de la pizarra y el decoupage
Una vez seco el decoupage y antes de pegar la pizarra, realice una patina efecto ahumado con betún de judea dando golpecitos suaves con una esponja para simular un envejecimiento natural, y protegí la tabla con dos capas de barniz mate al agua, ya que iba a estar en la cocina.


La pizarra fue realizada aprovechando un trozo de madera que tenía por casa y dándole dos capas de pintura de pizarra.

La idea era encontrar unos colgadores para las tazas con efecto oxidado, pero no los encontré, así que tuve que darles ese efecto realizando una patina a unos colgadores cromados.

Los colgadores colocados en la parte inferior los tenía por casa. A estos no les hacía falta hacerles nada, eran ideales para este trabajo.

Detalle de los colgadores inferiores
Y este fue el resultado. Una tabla de lavar convertida en colgador para tazas, con pizarra para notas, y colgadores para paños de cocina o cualquier otra cosa.



¡Gracias por pasarte!






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